TERROIR:FUKUOKA, isla de Kyusu, Japón

福 - fortuna, suerte 岡 - monte

Ubicada en el lado oeste de la isla de Kyushu, se dice que Fukuoka es una de las ciudades más antiguas de Japón. Su proximidad a la península de Corea permitió el fácil movimiento de personas y la convirtió en un lugar bullicioso. Incluso hoy, cuando la población se está reduciendo en la mayoría de las áreas de Japón, la población de Fukuoka sigue creciendo.

La proximidad física y comercial con Corea y China hace que se haya desarrollado allí una cultura gastronómica única en Japón. Algunos platos locales como Hakata ramen y motsunabe se han vuelto muy populares en Japón. Además de eso, Fukuoka es uno de los pocos lugares que aún conserva la tradición de los puestos de comida nocturna: los llamados yatai.

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Historia

El monje budista Eisai llevó en 1191 semillas de té de China a diferentes zonas de Japón y plantó algunas de esas semillas en las montañas de Sefuri (ubicadas en la frontera entre Fukuoka y Saga). 
La producción de té comenzó a expandirse en 1423, cuando, después de regresar de China, otro monje, Shuzui, plantó más semillas de té en la actual zona de Kurogimachi. El método de cocción al vapor de té se trajo a Fukuoka desde Uji en 1831. Y desde principios de la década de 1900, Fukuoka comenzó la producir tés de alta calidad como gyokuro, una de las insignias más características de la Fukuoka de hoy en día.

En 2020, Fukuoka ocupó el sexto lugar en la producción de té japonés con 1600 toneladas de producción. La ciudad de Yame, que produce aproximadamente el 90% del té de Fukuoka, es la zona de té más grande de la prefectura y la marca de té Yame es ampliamente conocida en Japón.

La principal zona productora de té es atravesada por un río, que no solo ayuda a que la tierra sea más fértil, sino que también crea nieblas que envuelven las hojas de té, creando una dulzura natural que se siente en todos sus tés.

PERFIL DEL AGRICULTOR

Trabajamos con una factoría establecida en Yame en 1940, una de las compañías históricas de la región. 

No solo cultivan y procesan té, si no que su compromiso va más allá: analizan los niveles de catequinas, teaninas y otros aminoácidos para ofrecer productos deliciosos pero también saludables.

Su equipo sensorial analiza la forma, el color y el sabor de cada uno de sus tés regularmente. Muchas de las personas de este equipo sensorial poseen la cualificación de instructor de té japonés, por lo que cuando visitamos su fábrica, no solo hacemos tratos para importar el mejor té de origen, si no que además aprendemos para seguir divulgando.

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